miércoles, mayo 25

Blindado


La camioneta de Antonio estaba blindada porque su dueño era medio paranoico. Todo el tiempo sentía que lo iban a asaltar.
La verdad es que ya lo habían asaltado varias veces. “Gajes del oficio”, decía levantando los hombros como si nada. Su rostro parecía un lago sin viento ni una onda en la superficie.
En realidad no estaba tan tranquilo como mostraba su exterior. Al manejar evitaba las calles pequeñas y los semáforos. Si podía, se pasaba los altos para que no lo fueran a asaltar al pararse. Todos los días modificaba su ruta, por si los secuestradores lo estaban esperando.
El lunes pasado tomó Río de la Piedad. Adelante de él, un tráiler hacía maniobras sospechosas. “me quiere detener”, pensó Antonio con el presentimiento de un asalto. “No va a poder”. Aceleró.
El conductor (41 años, barrigón y somnoliento a esas horas) no le prestaba la más mínima atención: estaba concentrado en evitar atascarse con un puente demasiado bajo. Metió reversa.
Enrique no vio la Grand Cherokee blindada que se precipitaba enloquecida contra su remolque. Tampoco escuchó el ruido de vidrios rotos y metal torcido. Sólo el altavoz de una patrulla que le avisó demasiado tarde.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Menos es más sin lugar a duda !

Mònica Moreno dijo...

Excelente!!

MONIRIOS2