lunes, mayo 30

No volveré

Pedro tenía un ataque de pánico. Intentó respirar hondo para tranquilizarse. No lo agarrarían vivo. Estaba dispuesto a vender caro el pellejo.
Recordó la vida en la prisión, si es que se le puede llamar vida a estar enjaulado como animal de zoológico. No, peor: a los animales los alimentan bien y no los hacinan de esa manera.
Recordó a sus compañeros de celda. A todos ellos. Y los pleitos, las golpizas y todas las vejaciones que sufrió a pesar de haber estado ahí apenas unos días.
Sintió que el miedo volvía a reptar por su pecho. De ninguna manera iba a regresar. Primero muerto.
Pero, ¿y ella?
–Oye, Lupe –le dijo, aunque sabía que La Lupe tenía otro nombre–, tenemos que hablar.
–¿Qué pasa, mi Píter?
–Ya nos cargó la chingada. Esta bodega no tiene salida y la tira no tarda en entrar.
–Pero traes la pistola…
–Tarde o temprano van a entrar… ¡Pero a mí no me agarran con vida! ¡Yo no vuelvo allá!
–Yo no tengo el valor, Pedro–La Lupe se le abrazó temblando.
Sentirla así, asistada, desvalida, perdida le dio tanta rabia… ¡y lo que le harían antes siquiera de llegar al MP!
–Te quiero, Lupe.
Ella sonrió aliviada.
Pedro le disparó. Rezó brevemente por el descanso eterno de esa alma querida, imploró perdón a Dios y, con el nombre de la Virgen en los labios, se suicidó.

2 comentarios:

MONIRIOS2 dijo...

De verdad me encantan!! Suspenso en 1 minuto :)

Anónimo dijo...

Para corto "Tarantinesco" sin duda hermano.